Pasaron
la vida soñando imposibles:
que
algún día podría el uno con el otro
completamente
ensamblados
existir
en eterno incendio por los siglos y los años.
Ondulantes
palabras en el terciopelo de un labio
anhelaban
tendidos sobre la carne de un párpado.
Pero
diciembre llegó entre bucles y lágrimas
y
flamantes alas nacieron en sus espaldas,
mitad
ángeles y demonios, mitad gloria y venganza.
Por
seguir el aroma de la impúdica locura
verán
caer el día con sus brazos sangrantes,
el
sueño dejó de ser un sueño para parir la sílaba final
encuadernada
en pétalos de cuarzo.
Decapitados
perfiles de azules cristales,
solo
queda el incansable rostro de Aramí
y
la blanca pluma aromática que ajustaba
con
un mismo tocado de flores las costillas de los amantes.
3 comentarios:
Preciosa la belleza melancólica que destila tu poema, la vital adrenalina de los amores imposibles, gozo y dolor todo en uno. Me encantó, gracias por regalarnos esta delicia.
Saludos.
Bienvenida al blog, Cristina. Y bienvindia a tu fascinante poema.
Mucha belleza destilan tus letras. Me sorpende la delicadeza con la que describes todo, en especial las espinas que la vida nos deja en el camino.
Color, eso encuentro a menudo en las obras americanas, aunque no solo en vosotros. Y siempre es un verdadero placer acercarse a este maravilloso juego de luz y color.
Poesía y reflexión, una preciosa combinación!!!
Gracias!!!
Es increíble como introduces pasajes de la vida, con su intensidad de amor y desamor desde la fusión de dos en una antigua leyenda.
Es que cada uno de nosotros vivimos y sentimos nuestra propia leyenda, cada día es una nueva página de esa inmensa metáfora que es la vida.
Gracias, amiga querida
Por tu participación y por sentir esas letras tan tuyas, ese estilo que nace y crece contigo.
Abrazos
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